Esfuerzo y talento: dos caras de la misma moneda

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Casi todos nosotros valoramos el esfuerzo, al decir de la RAE ese uso “enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades”. En oposición al esfuerzo representamos al talento, que es algo innato, una aptitud para desempeñar una determinada actividad, cuantas veces escuchamos “tiene un talento natural…”.

En ocasiones pensamos que cuando el talento es escaso, no hay nada que podamos hacer para desarrollarlo,  por lo tanto, nos resignamos a no o desperdiciar la vida para lograr metas que al final del día no vamos a poder alcanzar. Esta visión es falsa y además muy peligrosa.

Para dismistificar esta creencia, son  inspiradoras las palabras del gran maestro de ajedrez, Garry Kasparov (Discurso en la St. Louis University, 16 de mayo de 2015, minuto 9 de su conferencia)

“It’s never too late to dream. You often hear in chess and in other sports that “this” player is more talented but “that” player works harder. This is a fallacy. Hard work IS a talent. The ability to keep trying when others quit is a talent and hard work is NEVER wasted. No matter what career you end up with or even if you have dozen different careers. (…) Human beings cannot upgrade their hardware, that is our DNA, but it is hard work what can definitely upgrade our mental software”.

Traducción: “(…) Nunca es demasiado tarde para soñar. Siempre escuchamos en el ajedrez y otros deportes que “este” jugador tiene más talento pero que “ese otro” trabaja más duro. Eso es una falacia. El trabajo duro ES talento. La habilidad de intentarlo una y otra vez cuando los demás abandonan es un talento y el trabajo duro NUNCA es inútil. No importa la carrera con la que acabes o incluso si tienes docenas de carreras diferentes. (…) Los seres humanos no pueden actualizar su hardware, eso es nuestro ADN, pero es el trabajo duro lo que definitivamente puede actualizar nuestro software mental”.

¡Totalmente imposible no estar de acuerdo con Kasparov!

Que importante es no caer en la trampa de pensar que el talento es algo que tenemos en dosis dadas desde que nacemos y que por lo tanto no hay nada que podamos “si no  tenemos talento”.  Este es un pensamiento, falso, fácil y cómodo, porque al fin y al cabo, tal como W. Churchil expresó “el éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”, el éxito es resultado de trabajar duro, de intentarlo una una y otra vez, en esto se esconde el verdadero talento.