Cuando hablamos de marketing digital, tendemos a creer que hay que hacer borrón y cuenta nueva, que todo lo anterior a Internet es prehistoria.

Hoy pensamos que las redes sociales se están convirtiendo en las grandes marcadoras de tendencias y en las herramientas que las empresas no pueden dejar de utilizar bajo ningún concepto.

En este presente, ¿qué podemos aprender de lo que hacían nuestros abuelos?

¡Mucho!

Lo cierto es que algunas de sus estrategias siguen teniendo valor y utilidad, especialmente en relación a cómo llegar a los clientes y fidelizarlos.

El primer gran aprendizaje, es tratar a tu consumidor de forma personalizada; nuestros abuelos conocían a sus clientes, sus familias e historias y en el ámbito de este trato personalizado era más fácil establecer relaciones de confianza.

En estas relaciones de confianza, el cliente tomaba como buenos los consejos del vendedor a la hora de comprar sus productos. Por su parte, el vendedor conocía las preferencias de su cliente, y así se retroalimentaba esta relación de confianza y fidelidad mútua

Antes de la era del big data y de la minería de datos, nuestros abuelos tenían amplios conocimientos sobre el consumo. Sabían cuál era la marca favorita de yerba, cual cliente prefería tales o cuales galletitas, el talle que le calzaba a otro, el género que iba con el gusto de tal clienta, los libros que le gustaban a tal familia… Y con toda esta información, podían adelantar hábitos y decisiones de compra, sin costos estudios de mercado.

A tener en cuenta que las redes sociales siempre conectan personas y por lo tanto conocernos es la clave para interactuar!